Ya vivimos otra vez en el castillo de siempre. Vuelvo a dormir en mi torre y me gusta mucho, además ahora tengo un agujero para poder subir entre el techo y el tejado, así podré guardar un montón de libros.
Antes de venir conseguí hacer todos los recados de los duendes a tiempo. Bueno, algunos no quedaron perfectos, pero todos están contentos con mi trabajo y en enero volverán a encargarme más.
Llevo unos días haciendo muy poco porque nos dejan descansar mientras se vuelve a colocar otra vez todo en su sitio. Tanto tiempo libre no me gusta porque me hace pensar y cuando pienso me preocupo. Ya se acaba otro año y mi vida sigue igual, yo sigo igual. Cada vez estoy más cerca de desaparecer. Los ratos que paso con el sapo me gustan mucho, me distraigo y me lo paso muy bien porque hacemos cosas divertidas. Pero cuando estoy sola, que es la mayor parte del tiempo, las mariposas del estómago se convierten en escorpiones enfadados.
Cuando vuelva todo a la normalidad otra vez en el castillo creo que me apuntaré a alguna clase de magia.