domingo, 4 de diciembre de 2011

Demasiado trabajo

 Ayer fue mi cumpleaños. Ya he dejado de ser un bebé a ojos de los demás y no me gusta. Yo no me siento diferente.

 Este mes pasado ha sido horrible con el trabajo. No he estado apenas parada. Tenía mucho retrasado después del accidente con el pegaso y todavía hago las cosas más lento porque no me recupero del todo. Lo peor es que este mes que empieza, hay mil cosas que hacer. Los duendes del bosque me han amenazado si no lo hago todo a tiempo y tengo un poco de miedo. No me veo capaz de dar abasto.

 Con el sapo estoy feliz, pero en cuanto vuelvo al castillo las torres se me caen encima. Este fin de semana me he escapado para poder pasar un rato en mi cumpleaños sin preocupaciones. Aún así por la mañana tuve que fregar las mazmorras y pelear con todas las criaturas de la oscuridad que viven allí y que odian colaborar con cualquiera. Por la noche fui a cenar a un claro del bosque donde vinieron siete amigos. El sapo, el león cobarde (que se fue porque tenía miedo), tres lechuzas, una elfa y un semigigante muy majo al que casi nunca veo. Al principio la cenar se estropeó un poco porque una familia de sátiros nos quiso robar, pero la elfa con un poco de magia pudo hacer que se fueran. Me regalaron un montón de cosas, lo mejor son libros y cosas para escribir que hacía mucho que no tenía tinta bonita y me tenía que apañar con la mezclar casera de carbón y aceite.

 Tengo muchas ganas de que vuelva la calma al castillo, de poder estar sentada en una piedra junto al sapo y no preocuparme por nada más.

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