jueves, 14 de julio de 2011

Clases de vuelo

 He pensado que ya es hora de aprender a volar. Encontré un profesor que parece bueno, al menos tiene mucha paciencia. He empezado con los ejercicios preparatorios y bueno, algunos se me dan mejor que otros, pero lo he cogido con ganas. Me he dado cuenta de que estoy en muy baja forma, casi podría pasar por la hermana de Gordi. Me canso y a veces paso miedo porque aunque las alturas me gusten, de vez en cuando se me va un poco la cabeza y lo paso un poco mal.
 Casi todo el mundo sabe volar, bueno, los niños no, pero porque es una barbaridad dejar a un niño que vuele, las personas son las únicas criaturas sin alas que tienen permiso para volar y como todo el mundo sabe, los niños no son personas aunque lo parezcan. Yo creo que ahora es un buen momento. Si me hago daño se supone que todavía soy joven para recuperarme y si no, se supone que así me acostumbraré mejor a la nueva situación.

 El troll no quiere que vuele, dice que es muy peligroso, que piense antes en otras cosas, que no quiere que me haga daño, ¿cómo se atreve a decir eso? claro, como las palabras y las acciones no duelen. Cada día me parece más que tiene el virus zombi latente. Pero él no puede decidir sobre mi vida. No tengo cinco años y no soy su hija, sólo una empleada a la que ha criado y que el día que salde su deuda se irá volando a Narnia si hace falta para no volver a verle. Y visitaré el castillo cuando el troll se esté pudriendo bajo tierra, para ver cómo es respirar tranquilidad por aquí.

 Los ejercicios son divertidos. Bueno, no siempre, a veces tengo que obligarme un poco porque me duele el cuerpo y mi cabeza me dice que estoy loca por intentarlo, pero casi siempre merece la pena. Lástima que no tenga el amuleto que consiguió Septimus, pero esto es la vida real, no todo es tan fácil.

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