sábado, 2 de abril de 2011

Duendes y cuevas

Todo ha cambiado de rumbo, no sé si para mejor o para peor, me ha llegado un susurro del bosque que dice que el duende gigante ha conseguido comunicarse con su comunidad y que mañana van a venir a ver mis dragones. En principio es bueno, pero ahora creo que no estoy preparada, como era para el lunes y seguramente el duende no podría escapar tan pronto de la salamandra se hielo, me había relajado un poco en mantener brillante la caseta de los dragones. Así que mañana, después de mi clase de música, tendré que volar y dejarlo todo lo mejor que pueda, no está mal, pero quiero que esté lo mejor posible y no sé si puedo contar con alguna de mis compañeras o tendré que acabarlo sola.


 Por otra lado bien lejano a este asunto, anoche cedí a la tentación y después de meses durmiendo en mi torre como una niña buena, no resistí más y fui a la mina de rubíes, algo que creía que ya tenía superado. El viaje me recordó mucho al de Los Goonies, pero con unos motivos y un final bien diferentes. Allí volví a conversar con los demonios durante horas, dejándolos succionar trocitos de mi alma por cada rubí que tocaba mis manos. No quiero volver, pero no puedo evitarlo, son tan suaves y brillantes que la paz que siento al estar allí no la consigo ni apoyando la cabeza sobre el ronroneo de Rolly en la cama.
 Quiero que alguien cierre esa mina, por favor, quiero ir una noche y encontrarme la entrada tapiada y todas las salidas de emergencia atadas con cadenas mientras se destruye la mina desde lo más hondo. Que los demonios que viven allí no salgan del centro de la Tierra, entiendo que todos nos tenemos que alimentar, pero me parece un abuso que recurran tan a menudo a mí, no entiendo qué es lo que ven de especial en mí que les resulta tan atractivo.

4 comentarios:

Kike dijo...

Ánimo princesa, puedes vencer a los demonios y a sus rubies. Sé que eres más fuerte de lo que crees.
Un abrazo del hechicero de la torre.

SallyMoon dijo...

En el fondo no me importa pasearme por la mina de rubíes, pero sé que no está bien y a veces me hace sentir mal. Los demonios también tienen su encanto.

Kike dijo...

Lamento no tener un hechizo para solucionar ese problema, mientras iré a ocultarme entre mi montaña de libros.

SallyMoon dijo...

No soy una princesa.

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