jueves, 18 de agosto de 2011

Carta a --

 Querido --:

 No quiero que lo pases mal por mí, por eso te envío esta carta con un urraca, pero sólo puedo hablar contigo. Tengo que pensar en ti todo el rato para no llorar delante de los demás porque si lloro me ganaré un par de golpes extra, grillos y humillaciones. No quiero volver a ser como antes, yo creía que ya empezaba a ser feliz pero me vuelve a doler como antes. Sólo quiero una vida normal, no acostarme llorando y que me duela todo el cuerpo, que se me doblen las rodillas al caminar porque no puedo con mi propio peso. Necesito sentirme apreciada, no mucho, me conformo con que no se desprecie y pisotee todo lo que hago con esfuerzo y sin rechistar. Todo me duele.
 Cuando te vea quiero abrazarte muy fuerte y no soltarte, decirte lo que no puedo escribirte por si alguien intercepta el pájaro.

 No me gusta cómo era antes y me da miedo ver que estoy volviendo a seguir el mismo camino: dejar todo para servir al troll, hasta abandonarme. Llega un punto en el que mi cuerpo sigue funcionando como puede, pero mi cerebro se apaga y deja de luchar contra la situación. No quiero ser un zombi. Me ha dicho que no vamos a volver al castillo cuando nos vayamos de este pueblo. No he recogido mis cosas. No sé dónde vamos a vivir pero no puedo con el trabajo extra que supone prepararlo todo, yo quería estudiar y aprender para no cargar piedras y limpiar como llevo haciendo desde los seis años, quiero otra cosa, pero algo fuerte me va aplastando poco a poco. 

 Esta es la tercera copia que escribo y parece que esta vez las lágrimas no la han emborronado casi, ya temía en que esto se convirtiera en un capítulo de Alicia en el país de las maravillas y acabar nadando en mis propias lágrimas, creo que me basta con dormir sobre ellas.

 Si puedes, hazme llegar algo empalagoso, lo necesito.

Un beso
Sally

No hay comentarios:

Publicar un comentario