martes, 27 de septiembre de 2011

Canguros

 Al final me han asignado más o memos el mismo trabajo que hacía en el anterior castillo, después de lo del basilisco no confían mucho en mí. No fue culpa mía, pero a nadie parece importarle. 
 Parece que aquí no ha limpiado nadie competente en años. Y pensar que antes me quejaba de las doxys que había en las cortinas del otro castillo. Sólo de pensar en el trabajo que me queda por hacer y en las palizas que me pego cada día cubo de agua para arriba, jabón para abajo, me canso. Anoche no necesité ni poción para dormir, según me tiré en al lecho, así he amanecido hoy. Bueno, más bien me han despertado, porque todavía quedaba un rato para que el sol se dignara a aparecer. Me gusta esa poción, en general todo lo que lleve ajenjo me gusta. Lo único bueno es que no me han separado del todo de los animales, me han dejado encargarme de guardar los perros por la mañana en las perreras y soltaros por la noche para que protejan los terrenos. No es lo mejor del mundo, pero al menos así tengo algo de compañía aunque sólo sea un rato, y si cuento los perros que tienen más de una cabeza aún tengo más compañía.

 Todavía no me ha visitado el sapo. Más de una vez me ha parecido verlo por la noche en la linde del bosque paseando con un cachorro de lobo, aunque a lo mejor no era él y sólo son mis ganas de tocarlo.

 Hubo una invasión de canguros. Parecía pacífica pero al final eran demasiado, eran como los escarabajos de La Momia. Llevamos unos días cenado canguro. Una carne muy rica, por cierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario