domingo, 15 de mayo de 2011

Un Troll enfermo

 Esta semana el Troll ha estado enfermo, bueno todavía sigue. Toda la semana. Empezó estando más irritable de lo normal y acabó en la cama sin poder moverme, además al principio me castigó corque creía que le había contagiado de lo que tuve la semana pasada, todavía no se ha disculpado por la equivocación.

 Llamó muy preocupado al druida que vive en el ala sur del castillo y ese hombre decidió ignorarle. Al principio me hizo gracia, pero fue digievolucionando poco a poco en un ogro y la diversión de acabó pronto, incluso eché de menos al troll. Volvió el druida y ordenó poner en cuarentena el castillo entero con todo lo que hubiera dentro incluyendo las cosas vivas. Desde entonces esto parece la casa de Elliott cuando el gobierno descubrió a E.T. Gente con trajes blancos y cascos de cristal, no nos miran a la cara mientras intentamos seguir con nuestra vida lo más normal posible, a lo mejor es para no encariñarse con nosotros por si nos morimos. Yo creía que no era contagioso.

 Hoy por fin me he tomado mi descanso del domingo y he quemado cosas. Llevaba planeando toda la semana pasar la tarde leyendo tranquila, pero me apetecía hacer algo más emocionante, lo malo es que sólo ha durado media hora antes de que me aburriera y le echara una regadera a rebosar por encima. Debería haber elegido la lectura, eso no me cansa nunca. Me gusta tanto quemar cosas, desaparecen y da calorcito

 Por cierto, estoy descubriendo que conocer gente nueva está bien y también profundizar en la gente que ya sabes que existe y que incluso ves a menudo pero que normalmente no pasas de un hola y la conversación básica y necesaria para llevar a cabo la tarea que sea. El viernes me volví a emocionar, otro duende se preocupó por mí, a lo mejor empiezo a confiar más en la gente, no sé, todavía no lo he decidido pero la idea ya ronda por mi cabeza. Creo que no debería emocionarme tanto cuando alguien hace algo bueno por mí porque sí, al parecer es más normal de lo que creo, pero como a mí nunca me había pasado antes, ahora no lo puedo evitar. Lo que no sé es si hay un pacto implícito en esas acciones que me obliga a responder con un acto similar en un período de tiempo relativamente corto o es simple bondad. A mí me gusta la bondad y hacer cosas buenas porque sí, por el egoísmo de sentirme bien haciéndolas y hacer sentir bien a los demás.

 La mayoría de las cosas son más bonitas mientras se están quemando. 

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