domingo, 12 de junio de 2011

Un sapo en la ventana

 La otra noche me lo pasé muy bien y no tuve que salir de mi torre
 Esa tarde había salido a dar un paseo, quería pasarme por los puestecillos de la muralla porque este mes eran de libros y a mí me gustan mucho. Allí disfruté tocando los libros, son tan suaves. Pero me encontré con un león y como dictan las normas hay que ser amable con él. Nada relevante, pero no me gusta seguir a alguien que no me habla, parece que soy demasiado sencilla para dirigirme la palabra, pero ahí estuve el resto de la tarde, cuando me dejó volver a mis cosas los libros ya se habían acabado. Me sentí triste, nunca entenderé las normas de comportamiento, me acordé de Alicia cuando intentaba seguir todas las normas de la Reina Roja . Yo creo que con ser un poco agradable está bien, si cada uno se portara como le apetece, todo sería más divertido. Bueno, a lo mejor la gente se aprovecharía porque la gente es mala, pero si el mundo fuera como debe ser en mi cabeza estaría bien.

 El asunto interesante llegó por la noche, cuando volví arrastrando los pies a mi torre. No me apetecía mucho volver, cuando estoy triste no me apetece hacer nada, me cansa respirar. Llegué y me tumbé, estaba a punto de llorar cuando vi moverse algo en la ventana. Algo intentaba trepar por la pared pero le costaba llegar al alféizar, me asomé y allí había un sapo. Lo recogí y desde entonces está en mi torre merodeando de vez en cuando y siempre me alegra el día. Es todo un caballero con armadura y yelmo, incluso una espada, pero no la usa. De color verde, ojos negros, patas largas. Y una boca enorme que me encanta.
 Me dijo que la luz de mi torre se veía desde la charca donde vivía en el bosque y le había llamado la atención, quería saber quién era capaz de vivir allí tan alto.
 Pasamos el tiempo hablando, cada vez que me ve hace que me olvide de todo lo malo y consigue que sonría y eso me gusta mucho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

croac croac.. el placer es mutuo ^^

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